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Su mayor obra arquitectónica es su vida

Como si estuviera diseñando un plano arquitectónico, Camila Suárez nos contó cómo construyó y edificó poco a poco su vida.

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Ilustración: Michelly Ibarguen

Texto: Daniela Correa

En el terreno de su vida, Camila Suárez, arquitecta de 29 años, descubrió desde muy pequeña cuál sería su camino y lo que querría construir allí, desde ese mismo momento decidió diseñar un plano, el cual tomaría forma mucho después para luego seguir trabajándolo y algún día sentir que completó y terminó la obra, obra que ella -como arquitecta profesional en un campo que es usual y erróneamente considerado para hombres- construiría.

Desde muy pequeña la arquitectura estuvo en su vida, ya que su padre ejercía esta profesión y siempre se la inculcó, él no creía que este fuera un asunto de hombres y por el contrario estaba seguro de que algún día Camila estaría al frente de grandes obras en el país, trabajando en una constructora de renombre. Esas esperanzas de su padre la llenaban a ella misma de motivación, pero también de temor y presión por ser la única entre sus hermanas que estudiaría la carrera tradicionalmente elegida por los hombres en la familia; sin embargo, nada de esto la detuvo porque tenía muy claro que ese terreno -que era su vida-, solo ella podía explorarlo y trabajarlo, nadie más.

Durante su infancia y adolescencia exploraba fascinada grandes construcciones que soñaba dirigir algún día y se dejaba llevar y perder en las páginas con imágenes y textos de lo que era un obra civil, obra física, medidas, plantas, elevaciones e infraestructura, fachadas, cortes, etc… en los libros de lo que ella consideraba un arte, el arte de la construcción;  así que en el año 2012, siguiendo el plano que desde pequeña había diseñado, decidió estudiar arquitectura en la Universidad Piloto de Colombia y así avanzar con las primeras fases del proyecto. En este proceso pudo ver que en muchas ocasiones el hecho de ser mujer sí carga un estereotipo, y aunque afirma que afortunadamente nunca lo vivió a modo personal en su carrera en la universidad, en la actualidad sí evidencia que su terreno y proyecto, llamado vida, incluye más mujeres y que ella juega un papel importante, del cual no era del todo consciente en ese entonces.

Al culminar dicha fase y graduarse en 2017, logró sentir que estaba a muy poco de culminar  su obra, ya que su plano tomó forma y se convirtió en un proyecto que ella aún hoy desea construir, es decir, su tesis: el Centro Cultural Santa Bárbara.

Camila sabía que esta era solo una fase más en el proyecto de su vida y que su terreno está bastante bien trabajado, siguió el plano tal como lo diseñó, y ahora siente que está muy cerca de entregar la obra, una obra para ella misma. Actualmente trabaja en Constructora Capital y para inversiones Alcabama, una empresa con más de 35 años de experiencia en proyectos de vivienda de alta calidad en el país.

Entiende que su percepción sobre muchos aspectos ha cambiado, por ejemplo, el hecho de ser mujer en el gremio de la arquitectura, ya que esta profesión no es solo de hombres. Camila siente que su aporte –no siempre consciente- es inspirar a que las mujeres sientan el poder de ser autónomas y llegar a cargos donde el estereotipo es ver a un hombre cumpliendo el rol de líder, es mostrar que no solo como mujer puedes dirigir un proyecto sino también cumplir cualquier otro rol como el de ser madre. Y precisamente por eso es que siente que Zaha Hadid es un ícono para ella, “por llevar el gremio y el género a todo el mundo y en sus obras dejar el legado de la feminidad puesto en cada uno de sus diseños. Ella es un ídolo, un sello de la mujer en la arquitectura”.

La muerte de Zahida Hadid, el 31 de marzo de 2016, generó una polémica, porque a pesar de que diversos medios resaltaron sus hazañas y labores, lo hicieron siempre resaltando su condición de mujer y árabe, según el portal Noticias Universia, en el 80% de las noticias los titulares incluían el término "mujer". Hadid, por su parte, sostuvo durante toda su vida que se consideraba feminista, pero que prefería que la reconocieran por su profesión y no por el hecho de ser mujer, pues lo consideraba información secundaria.  Sigue siendo un icono para Camila por esa misma razón.

Ahora, esto moldea la idea que tiene Camila sobre el éxito y empoderamiento de las mujeres, la cual es muy simple porque ser exitosa para esta arquitecta es cumplir con sus ideales, cualquiera  que sean, y poder mostrar con orgullo sus metas alcanzadas …tal como la obra de su vida, la construcción que tanto tiempo le tomó y está muy cerca de culminar.

Tal vez Camila dentro de sí misma comprende el mundo como su gran obra arquitectónica, la cual esbozó desde muy pequeña en su terreno, con un plano que siguió paso a paso y que la ha hecho entender que en esta profesión hay muchas mujeres que representan las vigas de la arquitectura –que sostienen dicha construcción o edificio- y de alguna forma le han permitido hacer parte del gremio históricamente dominado por hombres, pues según la Cámara Colombiana de la Construcción (CAMACOL), la participación femenina en obras es de 5%; y argumenta Hernán Felipe Arias, jefe de planta de la empresa ARGOS, que cerca de 60 mujeres trabajan como operadoras de mixers. Es por eso que hoy en día Camila siente un profundo orgullo, el cual describe con la serenidad que tanto la caracteriza: “orgullo de poder mostrar la fuerza y la confianza que se va adquiriendo de la labor, puesto que no es fácil llegar al manejo del personal -que es su gran mayoría son hombres-, debes demostrar la fuerza y el liderazgo que no solo conlleva la profesión de ser arquitecta, sino el ser mujer, de mostrar el respeto y el trabajo continuo”.

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